Desde una peligrosa disminución de las defensas hasta riesgo de cáncer; o desde depresión hasta la muerte de neuronas puede significar para el organismo el no descansar, o no tener unas vacaciones realmente reponedoras.
Jaime Estay pensó que le iría mejor si se dedicaba por completo a su trabajo. Así, estuvo dos años sin parar, hasta que su organismo le avisó que algo andaba mal.
"Me sentía muy mal, mucho sueño, desánimo, ganas de hacer, de no hacer muchas cosas de las que hacía antes (...) se me diagnosticó un cuadro ansioso generalizado y que me derivó a un tratamiento medicamentado", recuerda el afectado.
Las consecuencias: licencias reiteradas, gastos en remedios y más de seis meses con psiquiatra y psicólogo.
Según Estay, "hay cierta desorganización mental, tienes que empezar a anotar ciertas cosas porque tu cabeza no es capaz de procesar toda la información a que estaba acostumbrada
Esos síntomas son los mismos que viven las personas que no se toman el descanso necesario después de un agotador año de trabajo. Por lo general, las razones para no hacerlo son tres.
Según el experto laboral Uberto Berg, "sentimos que puede que pasen cosas en la empresa cuando yo estoy de vacaciones, por lo tanto puede que la empresa descubra que no soy tan necesario (...) otra es que uno tiene el mal hábito de creer que es indispensable. Entonces que si yo no estoy en la empresa, nada va a funcionar y por último porque se tiene la idea de que viajar es muy costoso y por lo tanto muchas personas prefieren quedarse en casa durante esa época o lo más lejos que van es a visitar a sus familiares llegando en muchos casos a convertirse en una pesada carga para ellos.
Pero analicemos que dicen los médicos al respecto:
El daño que produce esta falta de descanso puede ser irreparable a nivel cerebral. La hormona responsable del rendimiento, denominada corticoide, empieza a fallar y el cerebro -lisa y llanamente- se atrofia.
"Después de un cierto periodo los corticoides van produciendo daño neuroniano (...) van produciendo agotamiento de una serie de receptores en zonas criticas y sensibles del sistema nervioso central y se produce una disminución en la capacidad de proliferación y regeneración de las neuronas y se produce muerte de neuronas también", explica el neuropsiquiatra Luis Risco.
En el cuerpo, los efectos también son severos: bajan las defensas, disminuyen las vitaminas y los minerales y aparecen enfermedades cardíacas, intestinales, endocrinas y hepáticas, además del famoso "colon irritable" y las úlceras.
El doctor Jaime Santander, del Centro Mental Universidad Católica, agrega que no garantizarse un debido descanso "aumenta el riego de cuadros infecciosos y eventualmente el desarrollo de algunas alteraciones, por ejemplo incluso tumorales".
El no tomar vacaciones no sólo trae consecuencias en lo físico, en lo psicológico y en lo social. Los expertos advierten que quienes llegan a este nivel de desgaste incluso pueden perder su trabajo.
La máquina no para y el cuerpo inevitablemente "pasa la cuenta".
"Una persona que no tiene un ciclo de trabajo-descanso inevitablemente va a disminuir su productividad, va a disminuir su capacidad de trabajo", afirma el experto en salud laboral de la Mutual de Seguridad, Alejandro Morales.
La psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile Rose Marie Fritsch, asegura que "esto puede producir alguna patología, como cuadros depresivos, eso si está ampliamente demostrado que disminuye la eficiencia de las personas en su lugar de trabajo. Eso esta medido incluso el costo que tiene para los empleadores".
Pero no es tan simple tampoco como llegar y tomarse las vacaciones. El descanso, para que sea tal, debe ser organizado.
El psicólogo laboral Eduardo Barros ejemplifica con que "si yo dejo conectado el celular para que me llamen de la oficina para que les diga cómo solucionar un problema tengo cero desconexión".
Jaime Estay pensó que le iría mejor si se dedicaba por completo a su trabajo. Así, estuvo dos años sin parar, hasta que su organismo le avisó que algo andaba mal.
"Me sentía muy mal, mucho sueño, desánimo, ganas de hacer, de no hacer muchas cosas de las que hacía antes (...) se me diagnosticó un cuadro ansioso generalizado y que me derivó a un tratamiento medicamentado", recuerda el afectado.
Las consecuencias: licencias reiteradas, gastos en remedios y más de seis meses con psiquiatra y psicólogo.
Según Estay, "hay cierta desorganización mental, tienes que empezar a anotar ciertas cosas porque tu cabeza no es capaz de procesar toda la información a que estaba acostumbrada
Esos síntomas son los mismos que viven las personas que no se toman el descanso necesario después de un agotador año de trabajo. Por lo general, las razones para no hacerlo son tres.
Según el experto laboral Uberto Berg, "sentimos que puede que pasen cosas en la empresa cuando yo estoy de vacaciones, por lo tanto puede que la empresa descubra que no soy tan necesario (...) otra es que uno tiene el mal hábito de creer que es indispensable. Entonces que si yo no estoy en la empresa, nada va a funcionar y por último porque se tiene la idea de que viajar es muy costoso y por lo tanto muchas personas prefieren quedarse en casa durante esa época o lo más lejos que van es a visitar a sus familiares llegando en muchos casos a convertirse en una pesada carga para ellos.
Pero analicemos que dicen los médicos al respecto:
El daño que produce esta falta de descanso puede ser irreparable a nivel cerebral. La hormona responsable del rendimiento, denominada corticoide, empieza a fallar y el cerebro -lisa y llanamente- se atrofia.
"Después de un cierto periodo los corticoides van produciendo daño neuroniano (...) van produciendo agotamiento de una serie de receptores en zonas criticas y sensibles del sistema nervioso central y se produce una disminución en la capacidad de proliferación y regeneración de las neuronas y se produce muerte de neuronas también", explica el neuropsiquiatra Luis Risco.
En el cuerpo, los efectos también son severos: bajan las defensas, disminuyen las vitaminas y los minerales y aparecen enfermedades cardíacas, intestinales, endocrinas y hepáticas, además del famoso "colon irritable" y las úlceras.
El doctor Jaime Santander, del Centro Mental Universidad Católica, agrega que no garantizarse un debido descanso "aumenta el riego de cuadros infecciosos y eventualmente el desarrollo de algunas alteraciones, por ejemplo incluso tumorales".
El no tomar vacaciones no sólo trae consecuencias en lo físico, en lo psicológico y en lo social. Los expertos advierten que quienes llegan a este nivel de desgaste incluso pueden perder su trabajo.
La máquina no para y el cuerpo inevitablemente "pasa la cuenta".
"Una persona que no tiene un ciclo de trabajo-descanso inevitablemente va a disminuir su productividad, va a disminuir su capacidad de trabajo", afirma el experto en salud laboral de la Mutual de Seguridad, Alejandro Morales.
La psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile Rose Marie Fritsch, asegura que "esto puede producir alguna patología, como cuadros depresivos, eso si está ampliamente demostrado que disminuye la eficiencia de las personas en su lugar de trabajo. Eso esta medido incluso el costo que tiene para los empleadores".
Pero no es tan simple tampoco como llegar y tomarse las vacaciones. El descanso, para que sea tal, debe ser organizado.
El psicólogo laboral Eduardo Barros ejemplifica con que "si yo dejo conectado el celular para que me llamen de la oficina para que les diga cómo solucionar un problema tengo cero desconexión".
No se trata de cuántos días duren las vacaciones, lo ideal es que sean lo más posible. Según los especialistas lo verdaderamente importante, es saber aprovecharlas. Planificarlas mucho antes de que lleguen, dejar espacio para el ocio y nunca sobrecargarla de actividades, para no llegar precisamente con un "estrés post-vacaciones".
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